Hace más de medio siglo, Mel Brooks y Gene Wilder firmaron uno de los mayores hitos de la comedia cinematográfica: El jovencito Frankenstein. Rodada en glorioso blanco y negro y con el humor marca de la casa, aquella parodia reverente de los clásicos de terror de los años treinta se convirtió en una joya que redefinió el género. Hoy, a sus 98 años, Mel Brooks demuestra que su chispa sigue viva: acaba de anunciar que está trabajando en Very Young Frankenstein, una nueva serie para FX basada en su célebre película.
La noticia ha disparado la curiosidad cinéfila. El proyecto está en manos de Brooks y de parte del equipo creativo de la exitosa serie Lo que hacemos en las sombras, entre ellos Taika Waititi y Stefani Robinson. La idea: explorar la juventud del doctor Frankenstein (o “Fronkensteen”, según la mítica pronunciación de Wilder) y, seguramente, llenar la pantalla de humor absurdo, laboratorios chisporroteantes y jorobas cambiantes de lado.
Un clásico que reinventó la parodia
Estrenada en 1974, El jovencito Frankenstein no fue solo una parodia. Fue un ejercicio de amor absoluto por el cine de terror clásico. Brooks no se conformó con hacer chistes: utilizó incluso parte de los decorados originales de Frankenstein (1931), rodó en blanco y negro y cuidó la puesta en escena hasta el mínimo detalle. El resultado es un filme que no solo hace reír, sino que respira cine por cada fotograma.
Gags como el número musical Puttin’ on the Ritz, la mirada torcida de Igor (Marty Feldman) o la terrorífica Frau Blücher (Cloris Leachman) se han incrustado en el ADN cultural. La película recaudó más de 86 millones de dólares y ha sido elegida en múltiples listas como una de las mejores comedias de todos los tiempos. Su equilibrio entre el homenaje y la sátira creó escuela: desde entonces, pocas parodias han logrado brillar tanto sin caer en la simple burla.
¿Qué podemos esperar de la serie?
Aunque apenas se conocen detalles, Very Young Frankenstein promete mantener ese espíritu irreverente, actualizado al humor contemporáneo. Con Waititi en el equipo, podemos intuir un tono entre lo absurdo y lo entrañable, muy en la línea de Lo que hacemos en las sombras. Y, con Brooks supervisando, podemos estar tranquilos: el legado cómico del monstruo está en buenas manos.
Mel Brooks sigue siendo, medio siglo después, el gran doctor de la comedia. Y mientras él siga girando las palancas de su laboratorio, siempre estaremos preparados para gritar, una vez más, aquello de:
“¡Está… vivo!”