En el tranquilo y señorial barrio de la Plaza de la Encarnación, junto al Senado en Madrid, se perpetró en 2015 un robo que sacudió los cimientos del mundo del arte contemporáneo. Cinco retratos del célebre pintor irlandés Francis Bacon, valorados en 30 millones de euros, fueron sustraídos del domicilio de José Capelo, amante y amigo del artista. Estos óleos, que Bacon había legado a Capelo, decoraban el dormitorio principal de su vivienda, añadiendo un toque personal e íntimo a la colección.
La operación policial para recuperar estas obras ha sido una auténtica odisea, llena de giros inesperados, detenciones y alianzas con informantes. Tras casi nueve años de intensas investigaciones, la Brigada de Patrimonio de la Policía Nacional ha logrado localizar uno de los dos retratos que aún estaban desaparecidos. Este hallazgo fue posible gracias a la detención de dos personas involucradas en la receptación de los cuadros robados. Los agentes, con la colaboración de uno de los detenidos, encontraron el retrato en un inmueble de Madrid.
El cuadro, un retrato de José Capelo firmado por Bacon en 1989, fue identificado gracias a las fotografías proporcionadas por su propietario y la inscripción en el reverso de la obra. La recuperación de este retrato es un hito significativo en una investigación que ha sido una montaña rusa de emociones y frustraciones para todos los implicados.
Los protagonistas de un robo cinematográfico
La banda responsable del robo estaba compuesta por un elenco de personajes variopintos: un marchante de arte, peristas, joyeros del Rastro de Madrid y hasta un conductor de Uber. Esta diversidad de perfiles hizo que la trama fuera más compleja y difícil de desentrañar. Desde 2015, los cuadros han pasado por numerosas manos en intentos fallidos de venta, dejando un rastro de pistas que los investigadores han seguido meticulosamente.
A lo largo de la investigación, se han detenido a 16 personas, incluidos los autores materiales y el presunto cerebro de la operación, Cristóbal García. Sin embargo, a pesar de las pruebas contundentes en su contra, García y sus cómplices solo fueron condenados por receptación y se les impuso una multa de 3.600 euros, debido a la falta de pruebas para condenarlos por el robo en sí.
Intentos fallidos y una recuperación inesperada
Desde el robo, la banda intentó vender las obras en varias ocasiones sin éxito. En el primer intento, en septiembre de 2015, Ricardo Barbastro, uno de los detenidos, ofreció los cuadros a su primo, un empleado de una galería de arte, quien rechazó la oferta por sospechar de su procedencia. El segundo intento fue en febrero de 2016, durante una reunión en Majadahonda, Madrid, que también fracasó.
El tercer intento de venta fue el que finalmente llevó a la desarticulación de la banda. Un anticuario en Sitges, sospechando de la procedencia de uno de los cuadros, consultó con Art Register, una empresa británica especializada en arte robado. La compañía confirmó que se trataba de una obra robada y alertó a la Brigada de Patrimonio de la Policía, que utilizó la huella digital de la fotografía enviada por el anticuario para rastrear a los autores.
El cuarto intento de venta se produjo en enero de 2021, cuando el conocido «detective del arte» Arthur Brand informó a la Policía sobre un video en el que se veían los cuadros junto a una portada de EL PAÍS. Aunque la operación policial para recuperar las obras en ese momento no tuvo éxito, proporcionó pistas cruciales que llevaron a la reciente recuperación del cuarto retrato.
El futuro del caso y la búsqueda del quinto retrato
A pesar de estos avances, la investigación aún no ha concluido. La Policía sigue buscando el quinto retrato, con la esperanza de cerrar finalmente este capítulo oscuro en la historia del arte contemporáneo español. Este caso ha demostrado la dificultad casi insuperable de vender una obra de arte robada, especialmente cuando se trata de piezas tan icónicas como las de Francis Bacon.
El robo de los retratos de Bacon no solo ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades en la seguridad del patrimonio artístico, sino que también ha subrayado la importancia de la colaboración internacional y la tenacidad de las fuerzas de seguridad. Cada obra recuperada es un testimonio de la dedicación de los investigadores y una victoria para el legado cultural que representa el arte de Bacon.