Treinta años después de su nacimiento en la pequeña ciudad sueca de Mariestad, WOLFBRIGADE (conocidos originalmente como Wolfpack) siguen siendo una fuerza salvaje dentro del hardcore punk mundial. Surgidos del núcleo más combativo de la escena sueca de los noventa, su nombre se mantiene como sinónimo de integridad, crudeza y resistencia: tres décadas de ruido, política y coherencia musical sin concesiones.
Metal Blade Records celebra el aniversario con dos lanzamientos simultáneos que resumen la esencia y la evolución de la banda: Hostile Wasteland y Kill to Live.

Hostile Wasteland es un viaje al pasado: una grabación perdida de 2000 en los legendarios Sunlight Studios, cuando el grupo aún se hacía llamar Wolfpack. El material, nunca publicado como se concibió originalmente, muestra la brutalidad de una época en la que el punk d-beat y el death metal se fundían con la urgencia política del momento. Rescatado de antiguas cintas DAT y remasterizado sin edulcorantes, el EP irradia la energía cruda y sangrienta de sus inicios.
«Durante años hablamos de publicar la última grabación que hicimos como Wolfpack —explica la banda—. Permaneció enterrada, apareciendo solo como material extra en ediciones limitadas. Al revisar nuestros archivos por el 30 aniversario, encontramos una mezcla en bruto que sonaba increíble: sanguinaria y feroz. Era el momento de darle el lugar que merece».

El segundo lanzamiento, Kill to Live, captura la otra cara del legado: la de una banda viva, directa y honesta. Grabado en 2025 en su propio Wolfden Studio, el álbum ofrece versiones en vivo de temas clásicos reinterpretados con la intensidad de un grupo que, pese al tiempo, no ha perdido el pulso. «Queríamos registrar cómo sonamos realmente —dicen—. Cinco amigos en una habitación. Sin adornos, sin filtros. Solo la verdad, desnuda hasta el culo».
El sonido de WOLFBRIGADE sigue siendo el mismo cóctel incendiario de siempre: el pulso marcial de Discharge, el espíritu obrero y rockero de Motörhead y el filo metálico de Entombed. En sus palabras, su único motor ha sido siempre «la eterna búsqueda de la canción definitiva» y una guerra declarada contra cualquier norma.
Treinta años después, la banda no se ha domesticado. Al contrario: Hostile Wasteland y Kill to Live prueban que WOLFBRIGADE sigue rugiendo con la misma rabia con la que empezó, y que su lema, «Lycanthro Punk 2025. Since 1995», no es nostalgia: es una declaración de guerra.