La historia de la fotografía espiritual abarca más de un siglo y ha supuesto una profunda influencia en el ámbito de la creencia en lo paranormal. Desde sus orígenes en el siglo XIX, se ha vinculado estrechamente con la noción de que las cámaras poseen la capacidad de capturar no solamente la apariencia física de las personas, sino también la esencia de sus almas y la presencia de los fallecidos.
.La idea de que una imagen pudiera capturar no solo la apariencia física de una persona, sino también su alma, era poderosa. Esto llevó al surgimiento de la fotografía post-mortem, una práctica que implicaba tomar retratos de personas fallecidas. Estos retratos eran a menudo la última imagen de un ser querido antes de partir y se creía que preservaban el alma del difunto.
Además de los retratos post-mortem, la fotografía espiritual también estuvo influenciada por el movimiento espiritista que ganó popularidad en ese momento.
El espiritismo, afirmaba que los seres humanos podían comunicarse con los espíritus de los difuntos a través de las médiums durante las sesiones espiritistas. La fotografía espiritual se convirtió en una herramienta importante para respaldar y validar estas creencias. Durante las sesiones, médiums y fotógrafos colaboraron para intentar capturar imágenes de espíritus. Estas imágenes se consideraron pruebas de contacto con el más allá.
Uno de los pioneros de la fotografía espiritual fue William H. Mumler, quien afirmaba poder capturar imágenes de espíritus en sus fotografías. Su notoriedad creció cuando él mismo apareció en una de sus propias imágenes junto a lo que afirmaba ser el espíritu de una prima fallecida. A pesar de ser acusado de fraude, Mumler fue absuelto, pero su trabajo sigue siendo objeto de controversia.
La era de la Fotografía Espiritual en el siglo XX
A medida que avanzaba el siglo XX, la fotografía espiritual continuó evolucionando. Surgieron nuevas técnicas y enfoques para capturar lo espiritual en una imagen. La fotografía de auras se volvió popular, Semyon Kirlian afirmaba poder capturar la energía espiritual que rodea a las personas sin cámaras ni película fotográfica mediante una placa de descargas, un campo eléctrico y una fuente de alto voltaje. Aunque estos conceptos eran ampliamente debatidos ya menudo se consideraban pseudociencia, demostraron la continua fascinación de la sociedad por la conexión entre la fotografía y la espiritualidad.
En la misma línea, la fotografía de fantasmas y fenómenos paranormales se volvió cada vez más popular. Las imágenes de supuestos fantasmas y actividad paranormal se difundieron ampliamente, y algunos afirmaron que estas imágenes proporcionaron pruebas sólidas de la existencia de lo sobrenatural. Sin embargo, muchas de estas imágenes también fueron objeto de escrutinio y escepticismo.
Acusaciones de fraude y controversia
En el transcurso de la historia de la fotografía espiritual, ha habido numerosas acusaciones de fraude. Muchas de las imágenes de espíritus y fenómenos paranormales se han revelado como trucos fotográficos o manipulaciones. Los fotógrafos espirituales y los médiums han sido objeto de escrutinio y escepticismo por parte de investigadores y críticos que cuestionan la autenticidad de sus afirmaciones.
William Hope (1863-1933) se convirtió en una figura prominente en el mundo de la fotografía espiritista en la primera mitad del siglo XX y fundó el Crewe Circle, un grupo de personas interesadas en la comunicación con los espíritus a través de la fotografía.
William Hope tomó numerosas fotografías que, según él, mostraban evidencia de la existencia de espíritus. Estas imágenes incluían retratos de personas vivas junto a lo que afirmaba ser la aparición de seres queridos fallecidos. Hope argumentaba que sus fotografías eran pruebas concretas de la comunicación con el más allá y que no podían explicarse mediante trucos fotográficos o manipulaciones.
Sin embargo, las actividades de William Hope y su trabajo fueron objeto de controversia y escepticismo desde el principio. Muchos críticos y expertos en fotografía argumentaron que las imágenes de Hope eran el resultado de técnicas de doble exposición y manipulación de negativos. En particular, se creía que Hope utilizaba negativos preparados previamente con imágenes de espíritus y luego los combinaba con retratos de las personas vivas para crear la ilusión de una aparición espiritual en la fotografía.
Poco a poco crecía la sospecha sobre la autenticidad de su trabajo y en 1922, la Sociedad de Investigación Psíquica llevó a cabo una investigación en la que concluyó que las fotografías de William Hope eran el resultado de fraudes deliberados.
Eva Carrière fue una famosa médium francesa que se asoció con el investigador y fotógrafo espiritual Albert von Schrenck-Notzing. Juntos realizaron sesiones fotográficas en las que afirmaban capturar de espíritus en forma de ectoplasma. Estas imágenes han sido ampliamente criticadas y consideradas fraudulentas, ya que se cree que se trataba de trucos y engaños.
Ted Serios (1918-2006): Aunque no era un fotógrafo en el sentido tradicional, Ted Serios afirmaba tener la capacidad de proyectar imágenes desde su mente a través de una cámara, un fenómeno conocido como «fotografía mental». Sus supuestas habilidades fueron objeto de investigaciones científicas, pero también suscitó controversias y escepticismo.
A lo largo de la historia, la fotografía espiritual ha sido una fascinación constante y una forma de explorar la conexión entre lo físico y lo espiritual. Si bien muchas de las prácticas y técnicas asociadas con esta forma de fotografía han sido objeto de escepticismo y debate, su impacto en la cultura y la espiritualidad no puede negarse. La persistente fascinación por la conexión entre la fotografía y la espiritualidad nos recuerda la profunda influencia que esta forma de arte tiene en nuestras vidas.
A medida que avanzamos en la era digital, la fotografía continúa siendo una herramienta poderosa para capturar no solo la apariencia exterior de las personas, sino también su alma interior, explorando preguntas eternas sobre la esencia humana y nuestra relación con lo desconocido.