El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza se prepara para acoger una importante retrospectiva dedicada al influyente artista contemporáneo Peter Halley, del 19 de octubre de 2024 al 19 de enero de 2025. Esta exposición, comisariada por Guillermo Solana, forma parte del programa de muestras en torno a la colección de Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza y marca el regreso de Halley a España, donde no se le había dedicado una exposición de este calibre desde 1992, cuando el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía organizó una retrospectiva sobre su obra. La actual muestra abarca un extenso periodo, desde 1985 hasta 2024, y está compuesta por una selección de veinte pinturas pertenecientes a colecciones tanto públicas como privadas de España. Lo más destacado de esta exposición es que el propio Halley ha participado activamente en su curaduría, seleccionando las obras y diseñando el plan de instalación. Además, este proyecto ha sido organizado en colaboración con el Ajuntament de Palma y el Casal Solleric, donde la exposición viajará en primavera de 2025.
Peter Halley irrumpió en la escena artística en los años 80, aportando una visión crítica y profundamente sociológica a la tradición del arte abstracto-geométrico, hasta entonces dominada por ideales formalistas y utópicos. A través de su obra, Halley desafía las concepciones convencionales de la geometría como un símbolo de racionalidad ideal, reinterpretándola como un reflejo del confinamiento y el control social, impregnado de un trasfondo distópico. Sus representaciones del cuadrado, un elemento venerado casi religiosamente por artistas como Malévich y Josef Albers, adquieren un tono irónico en su obra, donde se transforman en iconos de prisiones, celdas y conductos. Esta visión crítica de la geometría se traduce en composiciones que evocan circuitos integrados y diagramas de flujo, anticipando así la sociedad hiperconectada y, a la vez, profundamente aislada de la era digital.
Un rasgo distintivo del trabajo de Halley es su uso audaz de colores fluorescentes, conocidos como Day-glo, que evocan la intensidad y la energía de las pantallas electrónicas. A través de esta paleta cromática, Halley se ha consolidado como uno de los coloristas más experimentales de su generación, aportando un enfoque novedoso a la relación entre el color, el espacio y el contexto social. Su capacidad para conjugar estos elementos lo convierte en una figura fundamental dentro del arte contemporáneo, y su influencia sigue siendo evidente en artistas y movimientos actuales.
A lo largo de su carrera, Halley ha mantenido su independencia artística, evitando el apoyo de grandes galerías comerciales y optando por colaboraciones a largo plazo con galeristas de confianza en distintos países. Esta exposición también resalta la fuerte conexión que el artista ha establecido con España, donde su obra ha sido bien recibida desde su primera aparición en 1986, cuando participó en la colectiva El arte y su doble: una perspectiva de Nueva York, organizada por la Fundación Caja de Pensiones en Madrid. Poco después, en 1992, el Museo Reina Sofía le dedicó una retrospectiva que ya había recorrido museos europeos como el Musée d’Art Contemporain de Burdeos y el Stedelijk Museum de Ámsterdam. Fue a partir de ese momento que Halley comenzó a exponer con regularidad en galerías españolas, como la Galería Senda en Barcelona y con el galerista Javier López en Madrid, consolidando su relación con el país.
Las pinturas de Halley se encuentran en importantes colecciones públicas y privadas españolas, incluyendo el Museo Reina Sofía, la Fundación “la Caixa” y el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), lo que subraya la relevancia de su obra en el panorama artístico español. Además, cuenta con una instalación permanente en la Biblioteca Pública José Hierro de Usera, en Madrid, inspirada en el cuento La biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges, lo que muestra su interés por la intersección entre el arte y la literatura.
La exposición en el Thyssen-Bornemisza ofrece una visión completa de la trayectoria artística de Peter Halley, con veinte pinturas de gran formato que recorren su evolución estilística desde 1985 hasta la actualidad. Obras tempranas como Cárcel (1985) y Comercio de pieles (1994) reflejan un minimalismo monocromático, mientras que trabajos posteriores como Edutainment y Apagón (ambas de 2005), o Gravedad (2006), muestran una mayor complejidad en la repetición de formas, la superposición de planos y el uso de una paleta cromática más variada. En sus creaciones más recientes, Halley sigue profundizando en los temas que caracterizaron su obra temprana, pero con un enfoque renovado. Ejemplos de ello son Mágico a medias (2018), Clemencia (2019) y La nota alta (2020), donde multiplica las formas geométricas y suaviza su paleta de colores, creando composiciones de gran dinamismo y luminosidad.
La exposición de Peter Halley en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza no solo representa una oportunidad para apreciar la evolución de uno de los grandes maestros de la abstracción contemporánea, sino también para reflexionar sobre las conexiones entre el arte, la sociedad y la tecnología en el mundo actual.