En el segundo número de la revista Uve Magazine, conversamos con la artista plástica Helena Toraño, aquí os dejamos parte de la entrevista.
Arranquemos volviendo la vista atrás, ¿cómo nace tu interés por el arte?
Desde muy pequeñina empecé a disfrutar mucho dibujando y pintando, y mis primeros recuerdos ya incluyen lápices de colores y libretas. En casa siempre hubo libros de arte: Botticelli, Van Gogh, Gauguin, Tamara de Lempicka… ¡Me encantaba mirar las reproducciones de sus obras! Además, mis padres nos llevaban a mí y a mis hermanas a ver exposiciones y museos, así que creo que mi interés por el arte nace gracias a ellos, que nos educaron en el amor y el respeto por la cultura.
¿Recuerdas el momento determinante en el que consideraste seriamente dedicarte de pleno a la pintura?
Esa siempre fue mi intención.
A los dieciséis años me fui a vivir a Gijón para estudiar el bachiller artístico en la Universidad Laboral (en Llanes, de donde soy, no existía esa especialidad) y luego me licencié en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco en 2007.
Estuve unos cuantos años compaginando trabajos muy diversos con proyectos artísticos y exposiciones, pero en 2014, cuando me concedieron el Premio Asturias de Artes Plásticas del Principado, decidí probar suerte y enfocar toda mi energía y mi tiempo en hacer lo que siempre había querido: pintar.
«Me identifico bastante con el arte pop, sobre todo con el británico, que no se centra tanto en el impacto inmediato, sino que es más narrativo, algo más íntimo y con un halo nostálgico. Los colores planos y muy vivos y los elementos de la cultura popular están muy presentes en mi trabajo».
¿Qué artistas y estilos pictóricos consideras que han sido grandes influencias en tu pintura?
Hay artistas que me interesan mucho formalmente (su técnica, los temas que tratan, su paleta, sus composiciones…) y otros de los que me interesa su forma de trabajar, de mirar el mundo y de plasmarlo, aunque estéticamente esté más alejada de ellos.
Una de las cosas que más me gusta es mirar obras de otros artistas, visitar exposiciones, hojear libros, así que tengo muchísimos referentes; algunos me acompañan desde siempre y otros los voy descubriendo a medida que pasa el tiempo, así que la lista no para de crecer.
A continuación, te voy a nombrar solo algunos de ellos y solo me voy a centrar en pintores (porque también hay cineastas, fotógrafos, músicos, actores, etcétera):
David Hockney, Henri Rousseau, Félix Vallotton, Leonora Carrington, Georgia O’Keeffe, Edward Hopper, Peter Blake, Pauline Boty, Charlotte Salomon, Gertrude Abercrombie, Suzanne Valadon, Isabel Villar…
Me identifico bastante con el arte pop, sobre todo con el británico, que no se centra tanto en el impacto inmediato, sino que es más narrativo, algo más íntimo y con un halo nostálgico. Los colores planos y muy vivos y los elementos de la cultura popular están muy presentes en mi trabajo. Pero las épocas que más me gustan y a las que pertenecen muchos de mis artistas preferidos son el posimpresionismo y las primeras vanguardias: la escuela de PontAven, los Nabis, el fauvismo, el simbolismo… Ese momento de ruptura y de búsqueda donde primaba la subjetividad y la libertad expresiva me resulta emocionante.
«Una de las cosas que más me gusta es mirar obras de otros artistas, visitar exposiciones, hojear libros, así que tengo muchísimos referentes».
¿Cómo es tu proceso de creación?
Mi estado normal es el de estar en búsqueda continua, siempre atenta: leyendo, viendo películas, escuchando música, hojeando revistas, haciendo fotos… Tengo una libreta en la que voy apuntando las ideas que surgen de esa búsqueda y en la que voy realizando bocetos, y así, cuando me enfrento, por ejemplo, a la creación de una serie de cuadros, acudo a ella y decido sobre qué bocetos quiero trabajar.
Aquí es donde tengo que ir poniéndome límites para empezar a concretar y perfilar el concepto que voy a desarrollar, y es, quizás, la parte que me resulta más difícil.
Cuando sé qué dirección quiero tomar sigo realizando bocetos, elijo los formatos y comienza la fase más disfrutona, la de pintar. Suelo hacer los bocetos en escala de grises porque, aunque me gusta tener la composición muy clara antes de empezar a trabajar sobre el lienzo, la elección de los colores prefiero ir decidiéndola sobre la marcha.
¿Qué historias hay detrás de tu trabajo?
A mí me gusta más sugerir que contar. Me gusta plantear escenas que evoquen historias, pero de una manera abierta, poco concreta. De esta manera, pretendo que sea el espectador quien, a través de sus conocimientos o de sus experiencias personales, les dé uno u otro significado. Así, una obra puede tener tantas interpretaciones como espectadores la contemplen y esto no hace más que enriquecerla.
La relación de las protagonistas de tus obras con la naturaleza es una constante en tu trabajo.
Sí, la naturaleza y la conexión con ella son unas de mis mayores inspiraciones. Además, después del confinamiento que vivimos en 2020 creo que es un aspecto que se ha pronunciado enormemente tanto en mis obras como en mi día a día. Disfruto mucho de la sensación del aire fresco y del sol en la cara, el olor a salitre y a hierba mojada, el viento en el pelo… y precisamente son estas sensaciones las que me gusta que mis cuadros transmitan.