En su libro Viaje alrededor de mi habitación Xavier de Maistre convierte en pequeña gran odisea su reclusión en su cuarto durante una estancia que, lejos de empequeñecer su mundo, lo amplía y le da vida hasta convertirse en un largo viaje. Viaje que lleva a cabo sin moverse de la cama, pero a través de su imaginación.
Cuando hablamos de viajes, travesías y transiciones (o transformaciones incluso) siempre nos referimos a algo lejano, donde el cuerpo viaja físicamente, se traslada, cambia de lugar, abandona su zona de confort y ciudad hasta adentrarse en una nueva ciudad, país, vida, relación… Pero qué ocurre con el viaje íntimo. Dentro de este último podríamos incluir desde la travesía que se realiza a partir de un duelo hasta la transición o cambio que se produce en nosotros tras vivir ciertas situaciones (o cambio de edad o cierto despertar), o lo que se podría denominar como «el arte de la convalecencia»: esa transformación que surge desde la enfermedad a la salud de cuerpo o mente a través de una serie de sinsabores que, sin embargo, nos producen un crecimiento personal incalculable y único. Qué hay del viaje interior entonces…
Con la imaginación vivimos, recordamos, habitamos el mundo, pensamos, viajamos hacia el futuro, el pasado, y, lo más importante, nos construimos soñando. Cuánto hemos viajado cada noche en sueños o despiertos aferrados a la almohada mientras nuestros ojos cerrados escondían playas paradisiacas, nombres que no estaban junto a nosotros, poemas o incluso alucinaciones. Cada día cabalgamos a lomos de la imaginación.
Y esta nos provoca ese viaje interior que tan solo podemos realizar a través de ella y que nos acompaña en la salud y la enfermedad, la pérdida, la felicidad, siempre a nuestro lado, presente como fiel amistad, como caja registradora de recuerdos que más tarde nos harán recordar dicho viaje y así crecer por dentro. Es el viaje no solo externo, sino interno, el más importante, pues bien puede darse el caso de haber conocido todas las ciudades del mundo, pero que dicho mundo no traspasase ni alma ni pensamiento, y al contrario, volar tan alto y tan lejos como lo hicieron Kafka, Pessoa o Emily Dickinson, quien ella misma decidió arrojar la llave a su bolsillo y viajar a través de sus versos (y nosotros junto a ella). Es necesario recordar que el viaje interior es el más importante de todos y que ahora, en este justo instante, se está produciendo el cambio, la transformación, porque el viaje se conduce también a través de la palabra, cómo no, la lectura, los libros, a través de los cuales hemos viajado por todos los lugares del mundo posibles e imposibles, y en este mismo instante yo estoy viajando junto a usted que me lee mientras a su vez viaja conmigo.